En 1970 comenzó una cultura que convertía a la fiesta en ritual, que tuvo su punto máximo entre la década de 1980 a 1990 cuando los raves y los ravers pasaron a opinión pública. El autor Zad Moon se refiere a ese ritual o rave como un baile entre guerreros, guerras y orcos, y dice que no ha cambiado nada en los 50 años de historia de los raves, todo con la finalidad de crear conciencia “del significado de la fiesta como un tiemplo”.